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PRELUDIO DE UN SECRETO
de Victoria Gómez

Como decía una canción, "Soy una mujer para el amor".Nada vale la condición sexual bajo los sus imanes. Tan sólo el instinto que nos empuja importa. Evitamos los placeres y, como antaño, escondemos nuestros deseos bajo una máscara de normalidad artificial. Sin embargo, hasta el más pequeño hueco de nuestra personalidad mantiene oculto un anhelo. Tratamos de no mostrarlo en la vida, pero no podemos evitar que las cadenas de la perversión nos atrapen en sueños. Siempre he pensado que no se debe agachar la cabeza ante algo prohibido. El alma es libre de soñar y el cuerpo lo suficientemente hermoso para seguir sus pasos.

Mi cuerpo está formado por música, y ésta pertenece al lugar en donde nada existe si no lo quieres; en donde todo forma parte de ti si así lo deseas. Ansío el momento del sueño, sólo por poder viajar a ese lugar donde la brisa me brinda todo lo que quiero. Mi paraíso está repleto de bailes, ritmos y ambrosía. El frenesí inunda todos los rincones... Lujuria, danzas y placer al son de la música. Los cuerpos al son del fuego y los ojos perdidos en lo infinito; un calor pegajoso repleto de sudores y gemidos silenciosos sólo comparables con el calor de los amantes. La música envolviendo todos los rincones y las risas recordando los secretos. Ritmos, sensaciones, susurros y ansiedad. Desnuda el alma y curiosa la mirada en busca de sensaciones... Se desatan los brazos, las piernas, y con ellas los ánimos. Ni un silencio en todo el salón, portador de velas. Sus fuegos, como el resto de los bailarines, viven en el humo de la corrupción, de cuerpo y del alma. Nada importa, sólo el cuerpo y los placeres; sólo la música y lo que ésta desata en nuestros corazones.

He caído en manos del amor muchas veces, sintiendo en todas ellas la fuerza y la vida que produce. En cada una de esas veces he notado, también, los pinchazos de la conciencia que, aunque sumisa a mis pasiones, no duda en atormentarme con ellas. Pero es tan grande la dicha que las tormentas quedan relevadas a un rincón secreto de mi cuerpo, quizá en mi mente, quizá en mi corazón. O, quizá, ambas partes se unen para lograr que el dolor pase desapercibido ante las emociones...

Tiembla la mañana y tiembla con ella tu recuerdo...


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