LITERATUYA
 escribo porque escribo y porque tú

REVISTA DE LITERATURA

 
 Revista de Literatura » Relatos » Un Siniestro  

  

> LITERATUYA
INFORMES
>> RELATOS
POEMAS
ESCRITOS...
CLUB de los Cronopios


RELATOS

de Emilio Arnaiz
El Soho y otros relatos

de Miguel Gutierrez
Para y por ti

de Sira
Un siniestro

de Marcelo D.Ferrer
Crónica de una
  noche de niebla

de Rosa Mora
• El espejo, el río,
  la ciudad

de Julia Otxoa
Oto De Aquisgrán
• Correspondencia
• El escritor en tiempos de crisis
• El tren de las seis
• Longevidad
• Firma
• Muzzle
• Caballos
• Avenida Lincoln

de Miquel Silvestre
Diario de un gigante
• Federico

de Salvador Luis
• El vuelo

de Massi Lis
• Las plantas dormilonas

de Sergio Borao
• Feria

de Bardinovi
• Chica en tránsito

de Remei Romanos
• Collage con merengue

de Marcelo Choren
• Volver al mar
• En la madriguera
• El mejor amigo
• Margaritas de chocolate
• Dos manchas blancas

de Pedro Ugarte
• La curva de Flick
• El escritorio
• Un dios vulnerable
• Travesía
• Lección de idiomas

de Arturo Montfort
I can’t get no   satisfaction
• Yo soy la morsa
• Yo soy la morsa (contraportada)
• El archivo secreto
• Mamá ha muerto
• Mátame

de J.L. Caballero
• Las cartas de Antioquía
• Como lágrimas en la lluvia
• Palabras de un rebelde
• Una de mis historias

de Toni Martínez
• El silencio al otro lado



ads

 

UN SINIESTRO
de Sira

¿Y qué pasa cuando el corazón se rompe? ¿A quien te quejas? Tengo una carpeta azul, atada con cintas rojas en la que un día puse como título:
GARANTÍAS VARIAS. En ella guardo la garantía de mi ordenador, de mi fax y del microondas.

Atesoro de todo: tiques de compra, poesías de amores rotos, notas de prensa, recetas de cocina, teléfonos olvidados. Ahora me empeño en buscar el dichoso certificado, la garantía del corazón, pero estoy recordando que no… Nadie me entregó un documento parecido para este músculo, que cuando sufre se deforma y tampoco venía con instrucciones de manejo. Aprendí solita a utilizarlo.

Si lo rompen no hay recambio. Si un crío despistado le mete un balonazo, no
hay indemnización por responsabilidad civil. Tras el anterior desastre pensé
contratar un seguro pero al final, se me fue el corazón en otras cosas.
Además ¿qué haría? Hablaría en el Ocaso para ver si envían un perito. Y
éste, muy técnico, seguro que se encogería de hombros y anotaría en su
formulario:
-El expolio de este órgano no es causa justificada de resarcimiento
afectivo.
-El siniestro correrá a cuenta del asegurado. Su póliza consta de una
cláusula que exime a los tomadores de la reparación de la víscera, toda vez
que el asegurado no hubiera o hubiese observado las medidas preventivas
pertinentes, evitando así los predecibles desastres naturales causados por
un descuido de tamañas proporciones.
Y se quedan tan frescos y yo tan valiente.

Pues no me apetece ser valiente, mire usted. Ahora quiero que en mi mente
llueva.

Claro que, tengo un perfecto collage dentro: circuitos integrados resoldados
con pasiones, pedacitos de espejos tintados para reflejar mis alegrías y
rechazar las imágenes hirientes, coraza construida con sólida arquitectura
cañí, del sexto decenio del siglo XX. Pero cuando una tiene ganas de
tormenta, ¡que narices! Lo mejor es buen chaparrón de la mente.

Voy a salir en mitad del aguacero, total, ya tengo empapadas las entrañas.
Hay que ponerse en circulación, recorrer nuevas autopistas y viajar por
otros ramales. Pisando a fondo, sin miedo al acuaplaning. (Ya estamos de
nuevo planificando desastres). Y como en alguna parte leí, enviaré mi mente
a la M-30.

Recogeré mis trastos. Haré un hatillo con lo básico: algo de dulzura, un par
de kilos de pasión y unas bolsitas de añoranzas, pondré unas bolas de
alcanfor en el armario de los recuerdos y abandonaré el corazón vacío.

Puedo alquilarlo por una módica cantidad, venderlo o traspasarlo. No estaría mal sumarme a la cultura de los okupas o bien seguir los dictados de la moda y buscar un corazón-dormitorio, con encanto, en algún extrarradio. Un pequeño espacio en el que asentar mis posaderas y mi alma, recibir a las visitas -pocas, que no estoy para derroches- ponerme a escupir letras sin ton ni son y esperar a que escampe o a que me llames.

 © de Sira

Otras Literaturas
autoretrato Carles Verdú
• Conversaciones
  por Ferran Jordà
  y Arturo Montfort
• Retratos
• Ilustraciones de   Cortázar
Libro de artista

Juegos y acertijos
Ambigrama
 Anagramas
 Sam Loyd
 Enigmas, acertijos y rompecabezas clásicos
 Ambigrama: De joc a joc
• Ambigramas
• Enlaces


Novedades
 Novedades editoriales
 Anhelo de vivir
 Textículos bestiales
• Materiales para una expedición
 Lo que queda del día
 El corazón de las tinieblas



Autores
George Steiner
Julio Cortazar
John Le Carré
Vladimir Nabokov
Umberto Eco
Lewis Carroll
Raymond Carver







Cronopios | Informes | Relatos | Poemas | Juegos | Otras Literaturas

diseño de páginas web
 diseño web | retiros yoga | promoción web
 Patrocinio:  · 
© Literatuya